El Tratado de Alcáçovas de 1479, que supuso la paz en la Guerra de Sucesión Castellana, separó las zonas de influencia de cada país en África y el Atlántico, concediendo a Castilla la soberanía sobre las islas Canarias y a Portugal las islas que ya poseía, la Guinea y en general «todo lo que es hallado e se hallare, conquistase o descubriere en los dichos términos».
La postura de Burgos pronto llegó a oídos del Condestable de Castilla, que bajo órdenes del rey procedió a entrar en la ciudad el 1 de noviembre, concediendo todo lo que se le reclamaba para desligar a Burgos de la Junta.
Finalmente la vía diplomática, concediendo una amplia amnistía, y la renuncia de la Baja Navarra, que no llegó a controlar militarmente, llevó a conseguir el control de la Alta Navarra por el Emperador.
La acusación estatal es haber empleado el cargo prevaricando y concediendo permisos a favor de las obras ferroviarias en su poder.
El marqués de Valderas, colaboró con el municipio concediendo ayudas a las familias del pueblo, ayudó a financiar el alumbrado público y la canalización de agua potable a las fuentes del pueblo.
Sin embargo, el reconocimiento del derecho de reunión y de manifestación aún siguió concediendo una amplia discrecionalidad a las autoridades a la hora de autorizar o no una manifestación, lo que tuvo especial relevancia en el País Vasco y Navarra pues allí eran normalmente prohibidas porque iban unidas a la petición de amnistía de los «presos vascos» y a la reclamación del autogobierno que las autoridades relacionaban inmediatamente con el terrorismo de ETA, que comenzó a atentar contra autoridades civiles —el 4 de octubre fue asesinado Juan María Araluce, presidente de la Diputación de Guipúzcoa—.
Las reivindicaciones de amnistía política, en especial la semana proamnistía del 8 al 15 de mayo en la que murieron siete personas por la represión, obligaron a Adolfo Suárez a irla concediendo en distintas etapas hasta llegar a la amnistía total de octubre de 1977 aprobada por las Cortes democráticas salidas de las elecciones de junio.
000 ducados, concediendo la dirección de la obra a Francisco de Mora, el mismo que había sucedido a Juan de Herrera en la ejecución del Monasterio de San Lorenzo del Escorial.
Tras las críticas suscitadas, el nuevo gobierno liberal de Práxedes Mateo Sagasta se limitó a restaurar la doctrina del decreto de 1850, concediendo el título de princesa de Asturias a María de las Mercedes por Real Decreto de 10 de marzo de 1881.
La costumbre del nombramiento real acabó concediendo al rey la elección de los senadores.